El domingo 22 de diciembre la Reina Isabel II, de 93 años, asistió a la Iglesia de Santa María Magdalena en Sandringham, días después de que su esposo, el Príncipe Felipe, fuera hospitalizado en el Hospital Rey Eduardo VII. Según el comunicado enviado desde el Palacio de Buckingham, «La admisión es una medida de precaución, por consejo del médico de su alteza real».
La monarca mayor llegó al templo sagrado vistiendo un conjunto de esmeraldas y un sombrero de color coordinado, y en compañía de su nuera Sophie, condesa de Wessex. Aunque es normal que la Reina acuda a la iglesia, se dice que en esta oportunidad fue para pedir por la pronta recuperación de su veterano esposo, de 98.
Los últimos reportes señalan que el Duque de Edimburgo todavía sigue internado. Se desconoce si será dado de alta esta semana para que pueda unirse al resto de la familia real en la celebración de Navidad que se celebrará en la finca de Norfolk. Esta reunión contará con la presencia del Príncipe William y su esposa Kate Middleton, ambos de 37, y sus hijos George, de 6, Charlotte, de 4, y Louis, de 1.
El viernes 21 de diciembre, el Palacio emitió un texto explicando lo que sucedía con Felipe: «El Duque de Edimburgo viajó desde Norfolk esta mañana al Hospital Rey Eduardo VII en Londres para observación y tratamiento en relación con una afección preexistente». Según People, el Príncipe no viajó en ambulancia, pues era «una admisión planificada, y entró al hospital sin ayuda».
El príncipe Felipe se retiró de sus deberes públicos en agosto de 2017. Aunque se dice que este nuevo ingreso al hospital no es por nada malo, es de recordar que en los últimos años, ha enfrentado varios problemas de salud que lo llevaron, incluso, a cancelar abruptamente su aparición en el servicio de la iglesia de Maundy al que estaba programado asistir en marzo de 2018.
