Bien sabido es que el resultado adverso a Juntos por el Cambio y favorable al Frente de Todos en las elecciones primarias trajo consecuencias en el tipo de cambio. Y es que el lunes posterior a las PASO el dólar se disparó de 45 pesos a 60 pesos, hecho que dio origen a una nueva crisis cambiaria. Pese a la autonomía que parecieran tener los mercados, de acuerdo con el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), este revuelo en torno a la cotización de la divisa estadounidense podría haberse evitado. Esta hipótesis fue volcada por la entidad en un informe donde también advirtió que la devaluación reavivará la suba de precios en los próximos meses.
Previendo que el aumento del precio de la moneda de Estados Unidos en el país provocaría un rebrote inflacionario, el Gobierno decidió implementar una serie de acciones para intentar amortizar el impacto que todo ello traería en el bolsillo de los argentinos, entre ellas, elevar el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias y eliminar el IVA para ciertos productos de la canasta básica. Los esfuerzos del Ejecutivo han recibido críticas por parte de opositores como Gabriel Katopodis y Juan Grabois. Incluso, Margarita Barrientos, dirigente social afín al presidente Mauricio Macri, reconoció que llegaron tarde. Una semana después de que Casa Rosada diera a conocer su kit de amortiguadores, IDESA remarcó que «lo improvisado y riesgoso de estas medidas potenció las dudas y las polémicas en torno a si la crisis cambiaria era inevitable».
Esta problemática fue abordada por el mencionado instituto tomando como punto de referencia el dólar de convertibilidad. Este último se calcula como el cociente entre el dinero en efectivo en poder de la población más los depósitos en caja de ahorro, plazo fijo y LEBAC, dividido la cantidad de dólares que el Banco Central tiene como reservas. Se trata de una aproximación al valor al que cotizaría la divisa estadounidense si todos los pesos se usaran para comprar dólares. Vale destacar que este indicador plantea un escenario hipotético extremo, ya que en la práctica jamás podría ocurrir lo anterior. Sin embargo, es utilizado para medir el grado de fortaleza que posee el Central en la defensa del valor del peso frente al precio del dólar de mercado.

Lo anterior puede comprenderse de manera más acabada contrastando algunos datos que publica regularmente el BCRA. De acuerdo con la entidad conducida por Guido Sandleris, en la crisis cambiaria de abril-mayo de 2018, el dólar de mercado pasó de $20 a $25, mientras que el de convertibilidad rondaba los $62. Posteriormente, en el periodo julio-agosto del año pasado, se produjo una nueva corrida que provocó que el primero pasara de $27 a $40 y que el segundo se ubicara alrededor de los $58. En la reciente revuelta poselecciones primarias, la moneda estadounidense subió de $45 a $60 y el dólar de convertibilidad descendiera a $51.
IDESA interpretó que los datos mencionados anteriormente «sugieren que la crisis cambiaria era evitable. Es cierto que el dólar de convertibilidad es un indicador relativo, porque, por ejemplo, no todas las reservas están disponibles para hacer frente a una corrida cambiaria. Pero comparado con las crisis cambiarias del 2018, el Banco Central estaba en muchas mejores condiciones para defender el valor del peso». ¿A qué se debía esa mayor fortaleza? A que el tipo de cambio no estaba atrasado, a que la situación fiscal era mejor y a que la desactivación de las LEBAC, principal detonante de las crisis cambiarias de 2018, disminuyó el dólar de convertibilidad.
